Reciban mi saludo y
gratitud por estar leyendo esta segunda entrega de mi Receta de Consultoría. En
esta ocasión desglosaré para ustedes mi definición de Consultoría.
¿Qué es la Consultoría? La
entiendo como un servicio de soporte profesional a una persona, institución, o
grupo, a través del cual les ayudamos a satisfacer una necesidad significativa
para ellos y para sus grupos de interés.
Como Servicio se trata fundamentalmente de un intercambio de
intangibles entre personas: ideas, conocimientos, recomendaciones,
perspectivas, actitudes, afectos, emociones, juicios y valoraciones. Aun cuando
incluya entregables tangibles, estoy convencida que el mayor peso en la calidad
de este servicio reside en el lado intangible del proceso.
En este
sentido, interesa destacar los atributos de este servicio que, en mi opinión,
más valora un cliente:
- La calidad de la
relación: para el cliente es importante sentirse cómodo,
a salvo y respaldado por el consultor. El cliente necesita sentir que nos esmeramos
auténticamente en ayudarlo a alcanzar sus objetivos, a aprender y a
obtener mayor bienestar. Las relaciones de consultoría duraderas se caracterizan
por el respeto, la confianza y el afecto mutuo cliente-consultor.
- El valor agregado
percibido por el cliente, se refiere a la relación entre la inversión
requerida en dinero, tiempo y esfuerzo y los beneficios recibidos por la
contratación del consultor. Este balance ha de ser eficiente. En cada
intercambio cliente – consultor, debe haber una ganancia para el cliente,
se trate de conversaciones breves o extensas, lecturas, entrenamientos,
discusiones, emails, el cliente ha de quedar con la sensación de que
avanzó en su gestión, vió una perspectiva diferente, aclaró una duda,
generó una nueva idea, se alivió de un malestar, ganó tranquilidad, tomó
una decisión, obtuvo una información que le hacía falta, rebotó ideas de
manera objetiva, drenó angustias. Cada momento con el cliente debe agregarle valor en su quehacer diario o
de mediano o largo plazo, aunque éste no lo reconozca en el momento.
- La tranquilidad
que siente el cliente respecto a la integridad del consultor: este atributo se refiere a la ética con la que
los consultores manejamos los asuntos del cliente y de la empresa,
incluyendo la confidencialidad.
- La imparcialidad y
franqueza en la comunicación del
consultor:
Aunque se generen momentos difíciles, la retroalimentación que como
Consultores damos a nuestros clientes ha de ser siempre sincera; un
cliente agradecerá esta franqueza. Esto genera confianza, mientras que la
adulación resta credibilidad, debilita la relación y la hace fácilmente
descartable.
Soporte: significa apoyo en
términos de ideas, información, orientaciones, evaluaciones, alertas,
retroalimentación de la actuación, oportunidades de reflexión, prácticas exitosas y tiempo. Quizás,
lo que queda por fuera de soporte, son las decisiones. El Consultor “ayuda” a
su cliente pero no lo sustituye, las decisiones siempre ha de tomarlas el
cliente. En ocasiones, los consultores podemos tener la sensación de que el
cliente no ha tomado la mejor decisión, en estos casos es importante primero,
confiar en el cliente, en su conocimiento, experiencia, intuición y segundo,
asegurarnos de haber facilitado que el cliente vea con la mayor claridad
posible toda la situación.
Profesional: significa que para
ejercer este rol hay que tener una formación técnica y la experiencia que
respalden las recomendaciones e intervenciones que se propongan. Los
principales activos del Consultor para generar ganancias y bienestar son:
su competencia para relacionarse e
influir, su comprensión del proceso de gerencia de gente y negocios, sus redes
de contactos, su conocimiento de la industria del cliente, su disciplina para
mantenerse actualizado en asuntos de interés para sus clientes y su experiencia
en el ejercicio del rol. Los gerentes buscan a consultores que tenga una base
de prestigio y experiencia suficientemente sólida para confiarles sus
principales intereses. Si el Consultor asesorará a un Cliente necesitará
experticia en el área de contenido pertinente.
Necesidad significativa para ellos y sus grupos de interés: cuando los clientes buscan un consultor es porque algo les falta, ya
sea tiempo, certeza o bases para tomar una decisión, credibilidad suficiente
ante los tomadores de decisiones, conocimiento o experiencia para diseñar
soluciones o implementar cambios, personal suficientemente facultado para facilitar
procesos de equipos de trabajo o proyectos y a veces, valor o seguridad en sí
mismos para proceder, entre otras razones. Cuando se decide invertir en
consultorías, es porque se trata de problemas u oportunidades importantes para
la empresa, para el departamento o para quien decide contratar un consultor. En
cualquiera de los tres casos, hay que estar claros en que se trata de algo
importante para el contratante, algo de lo cual depende el futuro de un sistema
completo o de una persona y por esto, ha de ser considerado con sumo respeto,
meticulosidad y profesionalismo.
En toda ocasión, somos requeridos para servir a otro. Por lo tanto, el centro de la relación es siempre
el Cliente -quien requiere la ayuda-. Como Consultores necesitamos renunciar a
nuestros egos y deseos de protagonismo. Las glorias que ayudemos a cosechar …
serán siempre del Cliente y así han de ser manejadas ante todas sus audiencias.
Nuestra satisfacción proviene de la alegría del
cliente, de su sensación de triunfo, de la seguridad que gana sobre sus propias
potencialidades, de su impacto positivo sobre las comunidades que afecta, de
los progresos que hace en su carrera y de la gratitud que nos manifiesta luego
de cada batalla de la que sale airoso y en la que le hemos acompañado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario!