martes, 22 de marzo de 2016

La disciplina del “Rombo” en mi comunicación como Consultora


En nuestra vida personal sostenemos conversaciones por el puro placer del intercambio, no tenemos que llegar a acuerdos, conclusiones, decisiones o próximos pasos, las sostenemos …y nos resultan gratificantes y relevantes.
También como consultores podemos sostener con nuestros clientes conversaciones espontáneas, distendidas y sin objetivos de trabajo, son deliciosos intercambios que suceden de vez en cuando, pero que no son la rutina; se dan en esa dimensión informal, social y personal de la relación profesional que se va generando con el tiempo.
Pero en el día a día de nuestro ejercicio profesional, nuestras conversaciones tienen objetivos específicos y acotados en tiempo, por lo tanto, una conversación de consultoría sin conclusiones, acuerdos o próximos pasos, suele ser una pérdida de tiempo tanto para el cliente como para el consultor... y resulta frustrante, irrelevante e improductiva para el avance del proyecto.
De aquí que tenemos que reforzar nuestra habilidad para sostener conversaciones y reuniones eficientes, las cuales efectivamente nos ayuden a avanzar.
En este sentido, me gusta pensar en cada episodio de comunicación con mis clientes como un rombo: con cuatro espacios de interacción claramente definidos que nos corresponde construir intencionalmente, en el tiempo que dure el episodio.
Llamo episodio a cada conversación o reunión con clientes, ya sea presencial, por teléfono o video conferencia, con uno o con varios clientes.
Los 4 espacios del rombo de la comunicación son: Inicio-Divergencia-Convergencia-Cierre.

En el primer espacio de la conversación o Inicio, el Consultor ha de establecer o re-establecer un ambiente psicológico de confianza, calidez e interés,  en el que el cliente se sienta cómodo, seguro, escuchado y atendido en su necesidad.
Aquí se establece el tono de la conversación, se refrescan los objetivos y pueden manejarse las normas o pautas a seguir.
El Consultor:
     Saluda con auténtico interés
     Escucha atentamente
     Reconoce cómo está el cliente
     Mide sus expectativas
     Manifiesta alegría y gratitud por el reencuentro
     Establece el foco de la conversación o la agenda de la reunión.
Este espacio puede durar segundos o minutos, pero nunca debemos pasarlo por alto


En el segundo espacio de conversación al que llamo Divergencia, cliente y consultor nos movemos juntos en distintos temas, opciones, informaciones, eventos, opiniones, ideas, sentires o retos. Se manejan diferentes niveles de incertidumbre, de emocionalidad, de intensidad, de productividad, de profundidad en cada asunto. El decir y el escuchar rotan entre los participantes de manera espontánea, aunque condicionados siempre por los hilos del poder y la política organizacional.

Es un espacio de exploración y ensayos. En este espacio el Consultor ha de ser muy hábil para no perder el foco de la conversación ni el control del tiempo, así como para ayudar al cliente a utilizar criterios de negocio y justicia de manera balanceada durante sus análisis y reflexiones. La conversación ha de mantenerse en un tono de respeto, interés y construcción de avances
El Consultor:
       Hace preguntas que ayudan a explorar los temas relevantes y a agotarlos si es pertinente
       Hace resúmenes que destacan puntos sobre los cuales avanzar
       Retoma el orden o el foco
       Recupera participantes que se hayan perdido en algún momento.
       Concilia puntos de vista.
       Ventila diferencias.
       Destaca coincidencias.
       Distiende la discusión
       Propone temas “tabú” organizacionales

 En el tercer espacio de conversación o Convergencia, corresponde al Consultor ayudar al cliente o al grupo a establecer acuerdos y conclusiones que les permitan avanzar en todas sus iniciativas. Las principales habilidades del consultor para este momento de la conversación son la escucha, el análisis y síntesis, la imparcialidad, la formulación de preguntas para identificar próximos pasos, remover obstáculos y asegurar recursos y condiciones, persuadir y cerrar asuntos. 
Este espacio y el anterior se dan tantas veces como temas hayan en una conversación.
En el cuarto espacio o Cierre de la conversación es cuando se confirman y se aseguran los acuerdos, las conclusiones y los próximos pasos. El Consultor verifica condiciones de éxito para cumplir los acuerdos en el equipo o cliente. Chequea que las personas cuenten con el apoyo necesario. Este cierre incluye la fecha del próximo encuentro.
Mi disciplina del rombo me recuerda el ciclo abrir-cerrar en mis comunicaciones con el cliente. Aplíquenla y me cuentan cómo les va.







lunes, 14 de marzo de 2016

In and Out: la Consultoría desde dos perspectivas

Reciban todos un gran saludo. En estos momentos llevo dos grupos maravillosos en mi programa de Formación de Consultores: uno de ellos es un equipo de Consultores Internos (profesionales que laboran en una empresa y ofrecen su servicio a personas y equipos dentro de su organización) y, el otro es de Consultores Externos (profesionales que trabajan de manera independiente o en una empresa de consultoría y ofrecen este servicio a diversas compañías como proveedores externos).
Yo he tenido la fortuna de ejercer el oficio desde ambos espacios. ¡Para mí ambas experiencias han resultado igualmente apasionantes y retadoras!. Y aunque podría enumerar semejanzas, destacaré en esta entrega las diferencias que yo he encontrado, al ejercer el mismo rol desde sus dos circunstancias.
Consultor Interno
Consultor Externo
1.   Pertenece al sistema: conoce y padece o disfruta la cultura, el clima y el laberinto de política y poderes de la empresa.
1.      Está de paso en el sistema: necesita identificar la cultura, la política y los poderes de la empresa como referencias que optimizarán su comprensión del caso, sus relaciones y la calidad de su servicio, en un proyecto.
2.   Su reputación tiene fuentes internas: está basada en su desempeño y actuación en la compañía y en lo que digan sus detractores o promotores internos.
2.  Su reputación proviene de referencias externas: debe ganarse la confianza de los nuevos clientes.
3.   Conoce en profundidad la empresa y sus stakeholders.
3.      Suele conocer la industria y lo mas público de la compañía
4.   Puede tener una visión restringida del negocio y de los procesos del mismo.
4.      Tiene una visión amplia del negocio y sus procesos, alimentada por sus experiencias con diversos clientes e industrias.
5.   Su dedicación al rol de Consultor suele estar compartida con tareas administrativas y operativas del cargo.
5.      Está dedicado exclusivamente al rol de servir a sus clientes en uno o varios proyectos.
6.   El requisito de objetividad e imparcialidad con el que debe asumirse la consultoría, puede estar afectado por prejuicios del consultor hacia stakeholders del proyecto, presiones provenientes de la jerarquía y otras fuentes de poder, lo cual puede generar en el consultor interno cautelas, inhibiciones y temores por represalias que afecten su carrera o empleo.
6.      Puede ser mas objetivo e imparcial al momento de presentar puntos de vista, cuestionar lo establecido u ofrecer feedback a ejecutivos. Se desplaza con mayor libertad percibida en la organización.
7.   El manejo de la agenda se hace difícil por ser “de la casa” y estar involucrado en iniciativas corporativas.
7.  El manejo de la agenda es mas expedito: ha de acordar tiempos unicamente con el cliente.
8.   Tiene el privilegio de continuar involucrado hasta ver el impacto del esfuerzo de la consultoría.
8. Sale de escena antes de ver el impacto final de la intervención.
9.   En ocasiones es parte del problema.
9.      Es visto y contratado como parte de la solución.
10.       Puede ser mas cuestionado como agente de cambio: “Tu sabes como son las cosas aquí y eso…no se puede”.
10. Es apreciado como agente de cambio con evidencia de otros casos de éxito y mejores prácticas
11.       Conoce los secretos mas delicados de la empresa, que se cuelan por las redes informales.
11.   Desconoce información del cliente que puede ser muy útil para formular la estrategia de influencia o intervención.
12.       La confianza del cliente para entregar al consultor información sensible y confindencial puede ser un reto.
12. El manejo confidencial de información sensible está apoyada por el contrato y el código de ética del consultor, lo cual brinda un respaldo al cliente.
13.       La cooperación también puede ser un reto: un colaborador (consultor interno) pidiendo tareas o información a otro departamento puede ser percibido como ilegítimo o como una falta de consideración.
13.   La cooperación con el consultor está entre la condiciones del convenio o contrato. El cliente coopera por cuanto hay una inversión y expectativas de resultados en tiempos predefinidos cuya extensión implica costos. 
Es importante considerar estas condiciones que afectan nuestro rol y sacarles provecho o atenuarlas. Por otro lado, como colegas, coincidimos en proyectos dentro de las empresas y podemos hacer equipo para ayudar mejor a ese cliente, que al menos durante un período de tiempo, es compartido.
¿Cómo lo ven ustedes?